Arithmeum

Mientras dos ciudadanos españoles contraían canónico matrimonio, La Guerrera y servidora de todos Uds. (a quienes las canónicas autoridades no permiten hacer lo propio) recalaban en un curioso lugar de Bonn, el Museo de la Aritmética. Me resultó muy colorido el folleto que cogí en la oficina de turismo, en el que aparecían imágenes creadas mediante algoritmos y, con mi nulo conocimiento de lengua alemana, no caí en la cuenta que se trataba de un sitio donde se exponían cientos de máquinas calculadoras. Desde los antiguos ábacos y quipus hasta los más modernos microprocesadores. Y lo mejor de todo es que muchos de ellos se pueden tocar. Un encuentro realmente sorprendente, agradable y recomendable.

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